Dramaturgia

PAPEL DENTISTA COMIENDO PUERTA SENTADA
Pseudoteatro vacuocaótico puro
(Ensayada infructuosamente entre 2001 y 2002)

Personajes:
Sra. Silla
Sr. Cable
Sra. Almuerzo
Sr. Poste
Sra. Pared
Sr. Vidrio
Cementerio Enamorado

Escena primera

     Están la Sra. Silla y el Sr. Cable vestidos muy elegantes y sentados en el suelo en medio de una lujosa casa decorada de manera muy original: seis sillas están puestas perfectamente simétricas pero acostadas. Una mesa de centro parada de perfil. A la derecha, una pared cuya puerta tiene la manija a escasos diez centímetros del suelo. Al fondo, dos escaparates con todas las puertas y gavetas abiertas, totalmente vacíos, pero rodeados y cubiertos con cualquier cantidad de objetos lujosos. La Sra. Silla y el Sr. Cable se notan muy furiosos.

SRA. SILLA: (Furiosa.) ¡Si supieras lo feliz que me hace que por fin hayamos podido hacer la fiesta!
SR. CABLE: (Furioso.) ¡Sí! ¡Yo soñé anoche con un malelapatosí!
SRA. SILLA: ¡¿Y por qué los invitados tardarán tanto en llegar?!
SR. CABLE: Era amarillo, negro y sonreído. Debiste verlo. Yo lo vi
SRA. SILLA: ¡Menos mal que nos fue bien en la organización de la fiesta!
SR. CABLE: ¡Debe haber sido por el cigarro maduro que me comí ayer. Ya no había morados.
SR. SILLA: ¡Este perfume que me compraste hace tanto tanto tiempo ayer es muy rico! ¡Te amo tanto, mi amor!
SR. CABLE: Sí lo compré en una ferretería para ratones.
SRA. SILLA: (Ya no furiosa.) ¿Y te costó mucho?
SR. CABLE: (Llora.) ¡Me costó dos chapas, señora Silla! ¡Dos chapas! ¡¿Hasta dónde vamos a regresar?!
SRA. SILLA: (Llorando.) Sí, señor Cable. Es horripilante, escalofriante, espeluznante, horrorizante…
SR. CABLE: ¡Desodorante!
SRA. SILLA: ¡Sí!

  Lloran un rato. Entran luego, sigilosamente, el Sr. Poste y la Sra. Almuerzo, vestidos muy elegantemente. La Sra. Almuerzo cierra la puerta detrás de sí con violencia. Luego toca a la puerta con mucha delicadeza como si estuviera afuera aún. El Sr. Poste se detiene a observar algo en el bolsillo de su saco, es un fajo de billetes que luego se cambia a otro bolsillo.

SRA. SILLA: ¡Voy!

Llega a la puerta, se agacha, le da vuelta a la manija, abre la puerta y la cierra sin observar hacia afuera, da media vuelta y queda de frente a la Sra. Almuerzo.

SRA. SILLA: (Exageradamente contenta.) ¡Señora Merienda!
SRA. ALMUERZO: (Acostumbrada, sonreída.) ¡Oh, no, señora Silla! Siempre se equivoca. Es Almuerzo. Señora Almuerzo.
SRA. SILLA: (Apenada.) Ay, sí, sí. ¡Disculpe! Es que nunca recuerdo la hora a la que usted nació.
SRA. ALMUERZO: (Detectivesca.) Eso es muy comprensible. Tanto, que se podría sacar una ecuación físico-química nuclear basada en el estudio del despeje de quarks dentro del átomo.
SR. POSTE: (Explosivamente, interrumpe a su esposa con un gran volumen que va reduciéndose marcadamente con cada palabra. Comienza furioso y termina apenado. A la Sra. Silla.) ¡¡¡¿Conoce!!!... ¡usted…! a mi… esposa?
SRA. SILLA: (Furiosa.) ¡Por supuesto que no! (Muy educadamente, al Sr. Poste.) Señora Silla, para servirle y serle servil.
SR. POSTE: (Galán.) Sr. Poste.
SRA. SILLA: ¿De electricidad?
SR. POSTE: (Horrorizado.) ¡No! (Sonríe.) De Almuerzo.
SRA. ALMUERZO: (Orgullosa.) ¡Ese es mi maridito!
SRA. SILLA: (Extrañada.) ¿Cuál?
SR. POSTE: Yo, idiota.
SRA. SILLA: Ah…
SR. CABLE: (Parándose de pronto. Va hacia la Sra. Silla. Muy feliz.) ¡Bueno, ultimadamente, ya que esos desgraciados invitados no quieren llegar empecemos la fiesta nosotros dos, mi amor! Yo ya estoy obstinado de esperar.
SRA. SILLA: (Caminando hacia él, muy feliz también.) ¡Sí, es verdad, mi amor! ¡Tienes toda la razón! (Se detiene repentinamente. Trata de recordar algo. Pausa. Se acuerda.) ¡Ah, Cable! Estúpido. Se me había olvidado. (Mostrándole a los recién llegados.) ¡Mira! ¡Los dos primeros imbéciles de la noche! (A ellos.) ¡Vengan, vengan! ¡Acérquense! Él no muerte. Sólo da corriente nada más. Es mi esposo Cable.

Ellos caminan hacia él entusiasmados. El Sr. Cable estira la mano ridículamente rápido para presentarse.

SR. CABLE: ¡Disculpen! No los oí llegar.
SRA. ALMUERZO: (Sensual, muy pegada al Sr. Cable.) Un placer, pasión y lujuria, señor Cable.
SR. POSTE: Un placer, señor Cable. (Se vuelve a cambiar de bolsillo el fajo de billetes.)
SR. CABLE: Dos placeres.
SRA. SILLA: ¿Nos sentamos?
SR. CABLE: (Abrazado a la Sra. Almuerzo. Furioso.) ¡No!

Se quedan parados en una situación incómoda. Pausa larga. Tocan durísimo la puerta. Situación incómoda. Pausa larga. Tocan durísimo la puerta. Por tercera vez sucede lo mismo. El Sr. Poste se cambia el fajo de bolsillo.

SRA. SILLA: Creo que están tocando.
SR. CABLE: (Obstinado. Dando una vuelta por el escenario antes de dirigirse a la puerta.) ¡Está bien, está bien! ¡Yo abro! ¡¿Quién es?!
DOS VOCES AFUERA: (Una femenina y otra masculina.) ¡Si quiere podemos esperar unos minutos más, no hay problema!
SR. CABLE: ¡Perfecto! (Va a sentarse.)
SRA. SILLA: (Al Sr. Cable.) ¿Quiénes llegaron?
SR. CABLE: No sé. Dijeron que podrían esperar unos minutos más afuera.
SRA. ALMUERZO: (Furiosa.) ¡Ay, ellos siempre tan tímidos!
SR. POSTE: (Furioso.) ¡Sí, ¿verdad?! ¡Yo les abriré la puerta! (No se mueve.)

Pausa. La  Sra. Silla se dirige a abrir la puerta. Entran la Sra. Pared y el Sr. Vidrio muy elegantemente vestidos y se caen torpemente uno detrás del otro. Están sumamente apenados. Se levantan torpemente con risitas nerviosas. Al fin de pie, se paran rectos y hablan con mucha firmeza.

SRA. PARED: ¡Hola!
LOS DEMÁS: (Excepto el Sr. Vidrio. Furiosos.) ¡Hola!
SR. VIDRIO: Me presento. Sr. Vidrio. (Agarra a la Sra. Silla y la besa apasionadamente. Luego la suelta.)
SRA. SILLA: (Sorprendida.) Mucho gusto, sabor y erotismo…, señor Vidrio. Yo soy Silla. Y Ellos son la señora Almuerzo y el señor Poste y aquel es mi marido Cable.

Se saludan dándose las manos repetidas veces ridículamente, hipócritamente. El señor Poste se cambio el fajo de bolsillo repetidas veces ridículamente. 

SR. POSTE: (Furioso.) ¡Basta!
SRA. SILLA: (Furiosa.) ¡Sentémonos!
SR. VIDRIO: (Furioso.) ¡No!
SRA. PARED: (Furiosa.) ¡Está bien!
SR. CABLE: (Furioso.) ¡Que empiece la fiesta!
SRA. ALMUERZO: (Contentísima.) ¡¿Cuál?!
SRA. SILLA: (Contentísima.) ¡La de ayer, chica!

Todos van a ubicarse entre las sillas acostadas, alrededor de la mesa ladeada. Oscuro.


Escena segunda

La Sra. Silla y el Sr. Cable están sentados en el suelo en el extremo derecho del escenario jugando a los dados, furiosos. La Sra. Almuerzo y el Sr. Poste están sentados sobre una silla a la izquierda con copas llenas en las manos, bebiéndolas y llenándolas alegremente. La Sra. Pared y el Sr. Vidrio bailan lentamente, embelesados en su tierno vaivén, tocándose eróticamente. Los tres núcleos de acción se mantendrán durante toda la escena. Entra desde el fondo del escenario, la sirvienta Cementerio Enamorado con una lujosa bandeja vacía. Va hacia la Sra. Silla y el Sr. Cable.

SRA. SILLA: (Al verla.) ¡Cementerio Enamorado!
CEMENTERIO ENAMORADO: (Enseñándoles la bandeja.) No deseaban nada ¿verdad?
SR. CABLE: ¿No tienes nada allí?
CEMENTERIO ENAMORADO: (Furiosa.) ¡No!
SR. CABLE: Está bien. Ofrécele a los invitados a ver si quieren.

Cementerio Enamorado se dirige hacia la Sra. Almuerzo y el Sr. Poste.

CEMENTERIO ENAMORADO: (Enseñándoles la bandeja.) No deseaban nada ¿verdad?
SRA. ALMUERZO: (Observando la bandeja con detenimiento.) A ver… No. No tengo apetito.
CEMENTERIO ENAMORADO: (Al Sr. Poste. Regañona.) ¿Y usted? ¿No quiere nada? ¿Ni siquiera se va a dignar a ver? ¿Ah…?
SR. POSTE: No, no, gracias, Cementerio Enamorado. Cuando mi esposa desee, yo desearé.
CEMENTERIO ENAMORADO: Gracias.

Cementerio Enamorado se dirige hacia la Sra. Pared y el Sr. Vidrio.

CEMENTERIO ENAMORADO: (Enseñándoles la bandeja.) No deseaban nada ¿verdad?
SRA. PARED Y SR. VIDRIO: (Excitados.) Sí…
CEMENTERIO ENAMORADO: (Entristecida.) No tengo eso…

Se va en actitud melancólica hacia el público y preguntará varias veces lo mismo de la misma manera. Regresa al escenario, hiperventilando.

CEMENTERIO ENAMORADO: (Al público, con la bandeja en alto.) ¡Nunca desean nada y siempre desean todo! Son… son… No. (Se da media vuelta.) ¡Ustedes! ¡Son ustedes insufribles! ¡Se creen dueños de mi tristeza! ¡Se creen dueños del amor a mis muertos! (Nadie le hace caso. Ríe a carcajadas. Se calma. Furiosa.) ¡Me vengaré! (Va saliendo.) ¡Ya verán! ¡Me vengaré! ¡Y la venganza será dulce! ¡Dulce como una pala llena de cemento! ¡Ya lo verán! (Sale.)
SR. VIDRIO: (Totalmente embelesado.) Mi amor… la música es una real porquería. No me gusta.
CEMENTERIO ENAMORADO: (Asomándose repentinamente.) ¡Nunca desean nada y siempre desean todo! (Desaparece.)
SRA. PARED: (Totalmente embelesada.) No sé cómo puede escuchar esta basura. Eso no es música. Guácala.
SR. VIDRIO: ¿Qué se va a hacer? No  tienen la educación y alcurnia que tenemos nosotros. Nuestros gustos son refinados.
SRA. PARED: Como el vidrio biselado.
SR. VIDRIO: Y los de ellos son… son…
SRA. PARED: Exactamente.
SR. VIDRIO: Claro que sí.
SRA. PARED: Por supuesto.
SR. VIDRIO: Sin embargo…
SRA. PARED: Sí.
SR. VIDRIO: ¿Tú crees?
SRA. PARED: ¿Les preguntamos?
SRA. ALMUERZO: (Explosiva, apretando ojos y puños.) ¡¡¡No!!!
Todos se detienen y se quedan viendo fijamente a la Sra. Almuerzo, que sigue apretando ojos y puños. 

SR. VIDRIO: (Volviendo a su baile.) Convincente…
SR. CABLE: (Igual que la Sra. Almuerzo.) ¡¡¡No!!!

La situación se repite pero ahora con el Sr. Cable. La Sra. Pared y el Sr. Vidrio vuelven a su vaivén.

SRA. PARED: Creo que mejor no.
SR. VIDRIO: Mucho volumen.
SRA. PARED: Hay que ecualizarla.
SR. VIDRIO: Es verdad.

Las luces se van apagando junto con el volumen de las voces.

SRA. PARED: Definitivamente.
SR. VIDRIO: Estoy de acuerdo.
SRA. PARED: Está bien.
SR. VIDRIO: No hay otra opción.
SRA. PARED: Tienes razón.


Escena tercera

Donde estaban los Sres. Vidrio y Pared, están ahora los Sres. Almuerzo y Poste. A su vez, donde estaban estos, están ahora los Sres. Cable y Silla bebiendo en sus copas, y a su vez, donde estaban estos, están los Sres. Vidrio y Pared. Las actividades también han cambiado según el lugar correspondiente.

SR. CABLE: (Muy feliz.) ¿Cuándo se pensarán ir estos estúpidos?
SRA. SILLA: (Muy feliz.) Ay, no lo sé, Cablecito. Estoy obstinadísima.
SR. CABLE: (Igual.) ¿Por qué los invitamos? Hubiera sido mejor si quedaba sólo entre tú y yo.
SRA. SILLA: (Igual.) Incluso sin la imbécil de Cementerio Enamorado.

Pausa.

SR. CABLE: (Se desploma de repente al suelo.) ¡Ay! Me desmayé.
SRA. SILLA: Ya me di cuenta.
SR. CABLE: Ayúdame.
SRA. SILLA: Tengo pereza.
SR. CABLE: Si no me hubiera caído, todavía estuviera sentado.
SRA. SILLA: Aún estás a tiempo de reivindicarte.
SR. CABLE: Tengo pereza.
SRA. SILLA: Eso explica todo.
SR. CABLE: Gracias por comprenderme.
SRA. SILLA: No hay de qué.
SR. CABLE: Ayúdame.
SRA. CABLE: Ya te estoy ayudando. Vamos, tú puedes.
SR. CABLE: ¡Ah!
SRA. SILLA: Descansa. Yo me encargo.
SR. CABLE: Hasta mañana.
SRA. SILLA: Hasta mañana.
SR. CABLE: (Sin ningún énfasis.) Hasta mañana.
SRA. SILLA: (Sin ningún énfasis.) Hasta mañana.

Pausa.

SRA. SILLA: Que sueñes con el advenimiento del mesías.
SR. CABLE: Gracias. (Se duerme.)
SRA. ALMUERZO: (Bailando. Furiosa.) ¡Esta fiesta está buenísima!
SR. POSTE: (Furioso.) Es la mejor fiesta en la que he estado, mi amor.
SRA. ALMUERZO: (Igual.) ¡Ay, Poste! Estoy tan feliz de estar aquí contigo, así, juntos…
SR. POSTE: (Inclinándola como si fuera un tango.) Pues… Yo no. (La suelta dejándola caer aparatosamente sobre alguna de las cosas que brotan del escaparate vacío. Él se lanza salvajemente seductor sobre ella, quien se excita mientras él empieza a estrangularla, y así estará el resto de la escena.) ¡Te amo! ¡No imaginas cuanto te quiero, mi amor!

Los Sres. Vidrio y Pared están en un tierno romance que los tiene embelesados, hablándose muy de cerca, casi besándose. Él la roza a ella, quien se muestra coqueta.

SR. VIDRIO: ¿Cuáles son los pronombres?
SRA. PARED: Lunes, martes, miércoles, jueves, sábado, domingo y lunes.
SR. VIDRIO: Mm… ¿Y los días de la semana?
SRA. PARED: Yo, tú, él, ella, nosotros, vosotros, ellos, ellas, y unos pocos más.
SR. VIDRIO: Mm, ¿y los meses del año?
SRA. PARED: A, e, i, o, u, e i.
SR. VIDRIO: Mm… ¿Y las vocales del abecedario?
SRA. PARED: Enero, febrero, marzo, abril, mayo, junio, julio, agosto, septiembre, octubre, noviembre, diciembre y febrero bisiesto.
SR. VIDRIO: Mm… ¿Y los signos zodiacales?
SRA. PARED: Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho nueve, diez (que vale por dos) y cero.
SR. VIDRIO: Mm… ¿Y los números?
SRA. PARED: Aries, tauro, géminis, cáncer, leo, virgo, libra, escorpio, sagitario, capricornio, acuario, piscis y cóccix.

Todo va oscureciendo.

SR. VIDRIO: (Embelesado.) Eres tan imbécil… Por eso es que te detesto tanto, prostitua.
SRA. PARED: (Embelesada.) Yo también, inepto. Pero ahora hablemos de ti.
SR. VIDRIO: ¿Qué te importa a ti eso, entrépita?
SRA. PARED: Un cuerno, estúpido.
SR. VIDRIO: Púdrete en el infierno.
SRA. PARED: Igualmente, maldito.

Se besan mientras bajan las luces.


Escena cuarta

Lugares cambiados de nuevo. Los Sres. Silla y Cable donde estaban los Sres. Poste y Almuerzo. Los Sres. Vidrio y Pared donde estaban los Sres. Silla y Cable. Y los Sres. Poste y Almuerzo donde estaban los Sres. Vidrio y Pared. Entra Cementerio Enamorado con otra bandeja vacía y se dirige hacia los Sres. Silla y Cable.

CEMENTERIO ENAMORADO: (Muy asustada.) Señores… disculpen… ¿Puedo…? Ustedes saben… Eh…
SRA. SILLA: (Sin dejar de bailar tiernamente.) Retírate, miserable…

Cementerio Enamorado no se mueve. Queda cabizbaja y triste. Pausa.

SRA. SILLA: Cementerio Enamorado, ya escuchaste…
SR. CABLE: Márchate, Cementerio Enamorado. Anda a fastidiar a los invitados para ver si se van de una vez por todas.
CEMENTERIO ENAMORADO: (Repentinamente, heroicamente.) ¡Sí, señor! Iré a cumplir mi misión. Cementerio Enamorado nunca me rinde, no por nada me llaman… me llaman… me llaman… ¡Cementerio Enamorado! (Se dirige rápidamente hacia los Sres. Poste y Almuerzo. Furiosa.) ¡Ustedes! (Agarra al Sr. Poste y lo levanta con fuerza, acercándolo.) ¿Desea usted algo?
SR. POSTE: (Natural.) Por supuesto, querida. Pero… ¿Aquí? ¿Frente a mi esposa?
CEMENTERIO ENAMORADO: (Lo lanza a su silla.) Tranquilo. Ella es de confianza.
SR. POSTE: Está bien. Hagámoslo.
CEMENTERIO ENAMORADO: No te arrepentirás, primor. Te haré ver el cielo.
SRA. ALMUERZO: (Distraída.) Cementerio Enamorado… ¿Te daría la gana de buscarme otro trago? ¿O te pesa mucho el trasero?
CEMENTERIO ENAMORADO: (Furiosa.) ¡Cómo no, estimada amiga! ¡Inmediatamente! (Comienza a regresarse.) ¡No me tardo! ¡En un segundo! (Sale. Pausa. Regresa con un zapato lujoso y brillante en la mano, llevándolo con mucho cuidado.) ¡Aquí está! ¡Aquí lo traigo! ¡Tenga, tenga! (Le da el zapato a la Sra. Almuerzo.)
SRA. ALMUERZO: (Arrebatándole el zapato.) Gracias, prostituta, zorra, perra, regalada… (Bebe todo el supuesto contenido del zapato de un solo trago y se lo regresa descortésmente. Sonriendo.) Vete de aquí ya, sirvienta inútil.
CEMENTERIO ENAMORADO: (Muy amable.) Cómo no, Sra. Cena…
SRA. ALMUERZO: Es señora Almuerzo, Cementerio Enamorado…
CEMENTERIO ENAMORADO: ¡Ah! Disculpe. Es que usted es tan nocturna para mí… Ahora… me… retiro…
SR. POSTE: Me debes algo, Cementerio Enamorado.
CEMENTERIO ENAMORADO: (Marchándose coqueta.) Siempre, primor… (Se dirige hacia los Sres. Vidrio y Pared, a la extrema derecha.) Señores…
SRA. PARED: (Furiosa.) Dígame, Cementerio Enamorado. Igual, lo que sea que quieras, no me interesará.
SR. VIDRIO: (Enamorado. A la Sra. Pared.) Ay, mi amor, tú siempre como una verdadera Pared.
CEMENTERIO ENAMORADO: ¡Señor Vidrio! ¡Señora Pared! ¡Les traje nada! ¡¿Desean?!
SRES. VIDRIO Y PARED: ¡Dámelo todo! (Le quitan algo.)
CEMENTERIO ENAMORADO: (Muy feliz.) Entonces, ya puedo marcharme, ¿verdad? (Furiosa.) ¡Muéranse, imbéciles! (Se va mientras ellos la ven.)
SR. VIDRIO: Los pollos de mi cazuela no sirven para comer.
SRA. PARED: Claro. Y camarón que se duerme, se lo lleva la corriente.
SR. VIDRIO: Sí, eso pasa cuando los lentes se ponen tristes.
SRA. PARED: Eso es porque a Lucky y Estragón le gustan las verduras azules.
SR. VIDRIO: Es que el bigote es demasiado calvo.
SRA. PARED: No había pensado en eso.
SR. VIDRIO: ¿Verdad? Yo tampoco.
SRA. PARED: Bueno.

La Sra. Pared se dirige hacia el centro del escenario.

SRA. PARED: (Furiosa.) ¡Respetables amigos! ¡Respetables amigas! ¡Ciudadanos todos de este mismo país abovedado! ¡Sobrevivientes del fin del milenio! ¡Allegados! ¡Vecinos! ¡Coleados! ¡Arroceros! ¡Mascotas y demás imbéciles e idiotas que nunca faltan! (Los demás voltean a prestarle atención.) ¡Respetable público! ¡Personas de todo el mundo! ¡Niños, jóvenes, adultos, viejos y muertos! ¡Todos! ¡Todos!

Todos los demás aplauden y gritan loas a la Sra. Pared. Emoción prolongada.

SR. VIDRIO: (Yendo hacia ella. Triste.) Esa es mi esposa. Siempre tan jovial… y siempre sabe qué decir. Mi amor, te admiro tanto, que preferiría matarte.
SRA. PARED: ¡Gracias! (Se regresan a su sitio y se sientan.)
SR. CABLE: Fue un discurso muy bueno, ¿verdad, Silla?
SRA. SILLA: Sí, Cable. Es muy buena declamadora.
SR. CABLE: Y reclamadora.
SRA. SILLA: Y habladora.
SR. CABLE: Y locutora.
SRA. SILLA: Y discursora.
SR. CABLE: Y parloteadora.
SRA. SILLA: ¿Y cuál es la hora?
SR. CABLE: Una idéntica a otra que hubo ayer.
SRA. SILLA: (Luego de una pausa. Tierna.) Ya estoy obstinada de esta porquería.
SR. CABLE: Yo también. Ellos son un asco. Les falta clase.

Repentinamente, se para la Sra. Almuerzo y se dirige al centro del escenario.

SRA. ALMUERZO: (Levantando la copa, muy triste.) ¡Estimada asistencia! ¡Honorables espectadores! ¡Queridos invitados! ¡Honestos coleados! ¡Amados seres humanos! ¡Adoradas personas! ¡Apreciados hombres y mujeres! ¡Animales! ¡Despreciables imberbes y desgraciados que nunca faltan! (Los demás voltean a prestarle atención.) ¡Infantes, adolescentes, padres, hermanos, hermanas, primos, primas, tíos, tías, cuñados, cuñadas, nueras, yernos, compadres, comadres, abuelas, abuelos, suegras, suegros, novias de los primos, exconcuñados, sobrinos del bisabuelo, tíos políticos y demás presentes!

Todos aplauden y gritan loas en su nombre. La Sra. Almuerzo se regresa a su sitio.

SR. POSTE: (Furioso.) ¡Estuviste realmente mejor que la Sra. Pared!
SRA. ALMUERZO: (Llorando.) Lo sé. No tienes que decírmelo.
SR. CABLE: (Se para furioso.) ¡Ahora debe tocarle a mi linda y preciosa esposa! ¡Silla, es tu turno!
SRA. SILLA: (Riendo feliz.) Sí, es mi turno. (Camina rápidamente hacia el centro del escenario. Tose. Se avergüenza.) Yo quisiera decirles que… (Se angustia.) Yo sólo… eh… (A punto de llorar.) Papel… dentista… comien... (Llora escandalosamente y sale corriendo en trágico sufrimiento.)

Todos ríen a carcajadas, burlándose de la Sra. Silla. Ríen largamente, de vez en cuando alguno trata de calmarse, pero no puede.

SR. CABLE: (Tratando de poner orden. De pie.) Ha sido el mejor de la noche… (Ríe.) Estuvo lleno de tanta emotividad… (Tose.) Creo que estoy a punto de llorar yo también… (Estalla en lágrimas, presa del sufrimiento. Cae al suelo desconsolado.)

Los demás comienzan a llorar también. Las luces comienzan a apagarse. Los personajes se abrazan buscando consuelo. Entra Cementerio Enamorado con paso apurado. Irá sacando a los demás personajes halados mientras siguen llorando. Oscuro.


Escena quinta

     Todo el escenario está acomodado. Todos los personajes están sentados correctamente a la mesa, perfectamente acomodada también. Hay bandejas con comida, otras con frutas, botellas de champange, etc… Están terminando de comer sus últimos bocados.

SRA. SILLA: (Con la boca llena.) Todo me quedó divino.
SR. CABLE: Tienes razón, mi amor. (Come.) Tu comida es indescriptiblemente deliciosa.
SRA. ALMUERZO: (Limpiándose con una servilleta.) Bueno, señora Silla. Creo que mi esposo y yo ya debemos irnos.
SR. POSTE: (Limpiándose también.) Sí. (Ve la hora.) Ya creo que sí.
SR. VIDRIO: Debo felicitarla, señora Silla. (Bebe.) Su sirvienta Cementerio Enamorado cocina perfectamente.

La Sra. Silla y el Sr. Cable muestran incomodidad ante el comentario.

SRA. PARED: Cierto. (Come.) Muy cierto.
SRA. SILLA: (Controlando el disgusto.) Disculpe, señor Vidrio, pero el hecho de que ella haya cocinado no quiere decir que ella lo haya hecho.
SR. CABLE: Por supuesto. La idea y el mandato fueron de mi esposa.
SR. VIDRIO: Bueno, pero quien se metió en la cocina fue Cementerio Enamorado, ¿no?
SRA. SILLA: Sí. Pero la idea fue mía. Mía, mía, mía y sólo mía. Ella sólo obedeció mis estrictas órdenes.
SRA. PARED: Pero, señora Silla, comprenda que…
SRA. SILLA: Si me lo dice en inglés.
SRA. PARED: Eh… Mistress Chair, understand that…
SR. CABLE: ¡Está mal pronunciado!
SRA. PARED: Mis… tress… cha… ir…
SRA. SILLA: ¡Ay, no! ¡Qué horror! Debería darle pena, vergüenza, y ganas de suicidarse. ¡En castellano ahora!
SRA. PARED: La cuestión es que fue Cementerio Enamorado quien cocino esta, ¡esta!, comida.
SR. CABLE: Sí. Pero cuando uno manda a alguien a hacer algo lo importante es de quien fue la idea. Quien la hizo sólo cumple órdenes. Ahí está el secreto de la sazón de nuestra comida.
SR. POSTE: Permítanme interrumpir la conversación, señoras y señores, pero yo estoy de acuerdo con el señor Vidrio y la señora Pared. Cuando un político…
SRA. SILLA: (Interrumpiéndolo.) ¿Y eso qué tiene que ver? ¡Yo no soy ni sé nada de política!
SR. CABLE: Cierto. Nada más es un poquito dominante…
SRA. SILLA: (Al Sr. Cable, sentándolo.) ¡Yo no soy dominante!
SR. CABLE: (Sentado en suelo, asustado.) Sí, mi amor.
SRA. ALMUERZO: (Tímida.) Yo creo que ya deberíamos irnos, Postecito…
SRA. SILLA: (Alegre.) ¡¿Postrecito?! ¡¿Acaso quieres más postre, tragona endemoniada?!
SRA. ALMUERZO: (Furiosa.) ¡Sí! ¡Y nos vamos de esta pocilga!
SR. CABLE: (Furioso.) ¡Ustedes no se van! ¡Quédense con nosotros un ratico más! ¡Espérense! ¡Ahora es que la fiesta está buena! ¡No se van!
SRES. POSTE Y ALMUERZO: (Intimidados.) Sí, cablecito.
SRA. SILLA: Entonces, finalmente, esto lo cociné yo.

Entra Cementerio Enamorado.

SR. VIDRIO: ¡Cementerio Enamorado! Venga acá. Acérquese. Dígame una cosa. ¿Quién cocinó esta comida?
CEMENTERIO ENAMORADO: La señora Silla, naturalmente.
SRA. SILLA: ¿Se convencieron?
SR. VIDRIO: ¡No estoy hablándole a usted!
SRA. SILLA: Con todo respeto, púdrase.
SR. VIDRIO: (A Cementerio Enamorado.) Pero, ¿quién se metió en la cocina a prepararla?
CEMENTERIO ENAMORADO: Yo.
SRA. PARED: ¡Entonces, eso quiere decir que quien cocinó fue usted!
CEMENTERIO ENAMORADO: No sé. Así son las costumbres de esta maravillosa familia.
SR. VIDRIO: Y ¿por qué se deja usted someter de esa manera? ¡Usted cocinó eso y usted tiene que reclamar su derecho!
CEMENTERIO ENAMORADO: ¿Derecho a qué?
SR. VIDRIO: No sé, pero reclámelo.
SRA. SILLA: ¡No los escuches, Cementerio Enamorado! ¡Te manipulan! ¡Quieren lavar tu cerebro!
SR. CABLE: ¡A palabras sordas, oídos necios, Cementerio Enamorado.
SR. POSTE: (Tímido.) ¿Podemos irnos ya?
SR. CABLE: ¡¡¡No!!!
SRA. ALMUERZO: (Decidida.) Está bien. (Se para.) Gracias. (Agarra a su esposo, se lo lleva y salen.)
SR. CABLE: ¡Qué desacato!
SR. VIDRIO: ¿Entonces? ¿Coincidimos en que fue Cementerio Enamorado quien cocinó?
SRES. SILLA Y CABLE: ¡¡¡No!!!
SRA. PARED: (Al mismo tiempo que los Sres. Silla y Cable.) ¡¡¡Sí!!!

La situación se pone muy tensa. Se ven unos a otros con nerviosismo y rabia. Los gritos simultáneos se repiten un par de veces más.

CEMENTERIO ENAMORADO: (Explosiva.) ¡Ultimadamente! ¡Quien cocinó fue la cocina! ¡La cocina y nadie más que la cocina! ¡Sola y únicamente la cocina!

Todos se observan con extrañeza y detenimiento, meditan acerca de lo dicho. Observan en distintas direcciones.

SR. VIDRIO: (Parándose.) ¡Bueno, habiendo resuelto el crimen, creo que mi esposa y yo podemos irnos.
SRES. CABLE Y SILLA: (Nerviosos. Implorando.) ¡No, no!
SR. CABLE: Les rogamos que se queden ustedes. Nosotros aún nos sentimos muy, muy, muy mal por todo lo que ha sucedido…
SRA. SILLA: Sí, por favor, quédense aquí. No se vayan.

Los sres. Cable y Silla comienzan a irse con tristeza.

SR. CABLE: No sé cómo fuimos capaces.
SRA. SILLA: Hemos sido muy ingratos.
SR. CABLE: Esperamos que puedan comprendernos.
SRA. SILLA: Fue un momento de locura.
SR. CABLE: Nunca creímos que…
SRA. SILLA: No pensamos en las consecuencias.
SRA. SILLA: Estábamos cegados.
SR. CABLE: Sí, cegados, muy cegados, y…
SRA. SILLA: Bueno, sucedió sin que nos diéramos cuenta, en realidad…
SR. CABLE: ¿Ustedes nos comprenden, verdad?
SRA. SILLA: Sí, sí… Ustedes nos comprenden.

Terminan de salir. Los sres. Vidrio y Pared se muestran sonreídos, orgullosos, satisfechos. Cementerio Enamorado está pensativa.

CEMENTERIO ENAMORADO: ¡Ay, no! Estos trabajadores nunca cambian. No soportan un bochorno porque renuncian en seguida. ¿Será que no hay un empleado con un momento de locura para perdonarlo?
SRA. PARED: (Levantándose.) Bueno. Creo que ya debemos irnos.
CEMENTERIO ENAMORADO. Cómo no. Pero eso sí, regresan mañana. Los necesitaré para otra fiesta. Puntuales.
SR. VIDRIO: (Yéndose junto con la Sra. Pared.) Cómo no. No se preocupe. Mañana llegaremos temprano a trabajar.
CEMENTERIO ENAMORADO: (Acompañándolos hasta la puerta.) Hasta mañana, entonces.
SRES. VIDRIO Y PARED: Gracias. Hasta mañana. (Salen.)
CEMENTERIO ENAMORADO: (Feliz.) ¡Ah, por fin en mi casa otra vez!

Camina hacia la mesa, se sienta y bebe una copa. Muestra plenitud y contento. Oscuro final.

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